Cuando aceptamos el dolor nos fundimos con el, y no hay sufrimiento alguno, solo quedamos nosotros.

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Cuando aceptamos el miedo nos fundimos con el, y no hay temor alguno, solo quedamos nosotros.

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Cuando aceptamos la responsabilidad nos fundimos con ella, y no hay culpabilidad alguna, solo quedamos nosotros.

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Cuando aceptamos la tristeza nos fundimos con ella, y no hay depresión alguna, solo quedamos nosotros.

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Y es cada vez que sólo quedas tú, cuando te das cuenta de lo que auténticamente Eres.